
SOMOS SERES CREADORES DE NUESTRA REALIDAD
Siguiendo las teorías que sostiene la espiritualidad, todos los seres humanos tenemos una parte divina capaz de crear nuestra realidad. Una de las leyes clásicas del universo (ver el apartado “Las leyes del Kyballion”) dice que “como es arriba, es abajo”, lo que significa que nuestra vida exterior es un reflejo de nuestro estado interior. Es decir, que si queremos cambiar nuestras vivencias y el rumbo de nuestra vida debemos modificar primero nuestro estado emocional y mental, nuestra “vibración”, pues atraemos aquello que vibra en nuestra misma sintonía. Lo que vivimos en cada momento, y cómo lo vivimos, es en gran parte un reflejo de cómo estamos por dentro.
En definitiva, somos seres creadores, y nuestro subconsciente es el encargado de manifestar o materializar la realidad en la que nos enfocamos y creemos. “Lo que crees, lo creas” dice otra de estas leyes. Si crees que algo no va a salir bien, o que algo malo te va a pasar, eso sucederá sin duda. Por el contrario, si de verdad crees que lograrás un objetivo o que algo bueno llegará a tu vida, eso ocurrirá.

TODAS LAS PETICIONES RECIBEN RESPUESTA
Dicen que el Universo siempre responde a nuestras peticiones de una de las siguientes tres maneras:
1) Sí.
2) No es el momento.
3) Tengo algo mejor para ti.
“Pedid y se os dará”. Dios o el Universo SIEMPRE RESPONDE A NUESTRAS PETICIONES, si bien esa respuesta no siempre se materializa de la manera en que esperamos ni en el momento en que nos gustaría.
La energía es la clave de todo. Todo lo que hacemos (o dejamos de hacer) genera una determinada energía. Los pensamientos por ejemplo son energía: no se ven, pues están en otro plano diferente al físico, pero existen de verdad y los generamos continuamente. Y materializar un pensamiento en algo físico es precisamente lo que estudia y explica la llamada “ley de la atracción”, o lo que hacemos cuando rezamos o pedimos algo al Universo.
Al realizar una petición de la forma que sea (rezando, hablando con Dios o con familiares fallecidos, encendiendo una vela, ofreciendo un sacrificio, pensando, escribiendo, pidiendo un deseo a la luna, hablando con el universo, meditando, practicando ley de atracción…) realmente estamos liberando nuestra energía creadora, la cual se manifiesta en otro plano diferente al físico en el que nos encontramos (es decir, en un plano energético/espiritual superpuesto sobre éste). La calidad de la energía que desprendemos depende de muchos factores: las ganas e intensidad que pongamos, la intención y fe con que lo hagamos, la situación emocional en la que nos encontremos, etc. Y de esa calidad de la energía va a depender en buena medida el resultado que obtengamos de nuestra petición.
Hay gente capaz de percibir estos otros planos energéticos y espirituales superpuestos sobre nuestro plano físico y donde se originan muchas de las cosas que nos pasan y llegan a nuestras vidas. Son aquellas personas más sensitivas capaces de “abrir su tercer ojo” y captar la energía o las entidades de otros planos (lo que comúnmente se dice “ver fantasmas”).
Y toda esa energía que desprendemos con nuestros pensamientos, intenciones y por supuesto peticiones, se manifiesta en los planos energéticos y espirituales, y regresa posteriormente a nuestro plano físico en forma de karma o “ley de atracción”. Por tanto, UNA PETICIÓN AL UNIVERSO SIEMPRE VUELVE.

FORMAS DE PEDIR A DIOS O AL UNIVERSO
1) Rezar y/o poner una vela: seguramente es la más empleada en el mundo y probablemente la que mejor funciona, la más efectiva, especialmente en aquella población que ha crecido con una educación religiosa. “La fe mueve montañas”. Literalmente, el hecho de creer da una ventaja fortísima frente a los que no lo hacen. “La sugestión es la llave que activa la magia”.
He conocido a varias personas sensitivas capaces de percibir el plano espiritual (ven presencias de espíritus, en algunos casos incluso en contra de su voluntad). Y una de las conclusiones que me transmitieron todas ellas a través de mensajes que les dieron los propios seres fallecidos desde el otro lado, es que rezar, poner una vela, poner intención en algo… genera energía que se manifiesta y que perciben en el otro plano donde está sus conciencias. De hecho, en algunos de estos casos los espíritus de familiares y seres fallecidos les pedían que rezasen por ellos, que fueran a misa por ellos, que pusieran una vela por ellos… pues parece ser que todo esto les ayuda en su tránsito por el “más allá”. Y todo esto tiene su retorno en el “más acá”. Rezar, pedir a Dios, la Virgen o a nuestros familiares fallecidos, es una de las formas más efectivas de conseguir aquello que anhelamos.
2) Ley de la Atracción: una de las técnicas más famosas para conseguir aquello que queremos. Se basa en la técnica de la “visualización creativa” y en el uso de las emociones para lograr que nuestro subconsciente acabe materializando la realidad que deseamos. De nuevo la energía creadora de nuestra mente es la encargada de dar forma a aquello que queremos, si bien requiere de una serie de requisitos para que funcione (no vale sólo con pensar en una cosa): hay que vibrar alto, tener fe, ser constante, ser capaz de jugar con las emociones, fluir y soltar, muchas veces acompañar la visualización de actuación, etc.
3) Pedir un deseo: cuando es nuestro cumpleaños y apagamos la vela de nuestra tarta; cuando vemos la luna llena o una estrella fugaz por la noche; cuando nos comemos las uvas en Nochevieja; cuando escribimos un deseo en un papel y lo enterramos, lo quemamos o lo echamos al mar. En todas estas ocasiones pedimos deseos “al aire” y en todas ellas desprendemos energía al hacerlo, la cual puede ser creadora si tenemos suficiente fe en lo que estamos haciendo.

¿POR QUÉ MUCHAS VECES NO RECIBO LO QUE PIDO? O INCLUSO ¿POR QUÉ RECIBO LO CONTRARIO DE LO QUE PIDO? ¿POR QUÉ NO ME FUNCIONA LA LEY DE ATRACCIÓN?
Es muy común e incluso razonable pensar que rezar o usar la ley de la atracción es “una chorrada” y para nada funcionan. Que esto es un timo para crédulos y fantasiosos. O también que Dios o el Universo no me escuchan o quieren castigarme, pues no solo no hacen caso de mis plegarias, sino que a veces recibo lo contrario a lo que pido.
En primer lugar, es importante de nuevo resaltar que el Universo siempre te escucha y siempre te responde a tus peticiones. El problema es que muchas veces no sabemos interpretar esas respuestas. Aprender a observar nuestro entorno y nuestro día a día es importante, así como a reconocer las señales que nos indican que “el pedido está en marcha” o bien que “hay algo en tu vida que impide que el pedido llegue a ti”. Todo esto es cuestión de fe e intuición, y ambas se pueden practicar y estimular.
Hay muchos factores que intervienen en la manifestación de una petición, y que explican por qué muchas veces no recibo lo que pido. Vamos a ver algunos:
1) Los plazos: la matemática divina del universo. Esto suele ser el motivo más habitual para frustrarse por rezar/pedir y no recibir nada. Todo lo que pidas correctamente se va a cumplir, si bien es posible que lo recibas dentro de un semana, de un mes, de un año o de 10 años. ¿De qué depende el plazo de respuesta? Nadie conoce con exactitud la matemática divina que rige al universo, pues además ésta varía en cada uno de nosotros, si bien se sabe que hay determinados factores que acortan los plazos (formular la petición con la energía correcta, con fe y fundamentalmente con una vibración adecuada -alta-) y otros que los alargan (normalmente bajar la vibración, ser demasiado “ansioso” o perder la fe). Es posible ampliar información sobre esto en el apartado de “Ley de la Atracción”.
2) Dar tiempo a que el universo se “recoloque”. A veces lo que pedimos se manifiesta de forma casi instantánea. Y otras veces puede tardar semanas o meses tal y cómo hemos comentado en el punto anterior. Según la naturaleza e implicaciones del deseo formulado (porque no olvidemos que todos estamos conectados y lo que nos pasa a nosotros tiene siempre consecuencias en nuestro entorno y en los demás), el universo necesitará más o menos tiempo para “recolocarse” y dibujar un nuevo camino en el que se manifiesta lo que hemos pedido. Por tanto es necesaria paciencia y fe para poder crear nuestra realidad. No es que nuestro deseo no se cumpla, sino que es necesario esperar a que todo se coloque en su sitio para abrir los caminos.
Y a veces, en esa “recolocación” del universo, puede ocurrir que incluso se nos planteen situaciones en la vida que parecen contrarias a lo que hemos pedido. Es en este punto cuando concluimos “¡definitivamente esto no funciona!”. Y no nos damos cuenta que para que llegue lo que queremos, primero es necesario pasar por esa transición que a veces no nos gusta.
Por ejemplo, es muy habitual el caso en el que tras años sufriendo por levantar un negocio, pido y visualizo prosperidad y abundancia para él. Pero al cabo de un tiempo comienza una profunda crisis económica que se lo lleva por delante y me obliga a cerrar. Cabreado pienso: ¡Esto no funciona, Dios no me escucha! Pero tiempo después, pasada la crisis y tras unas vacaciones forzosas donde he podido descansar e inspirarme, comienzo un nuevo negocio completamente diferente que me gusta mucho más, donde soy más feliz y donde poco a poco voy obteniendo la prosperidad y abundancia que tanto deseaba. ¿No ha funcionado la petición y ha sido únicamente mérito mío? ¿O he necesitado que el universo me cerrase el antiguo negocio y me obligase a parar para ser capaz de pensar e inspirarme para montar el negocio que realmente me hace feliz y me va a dar prosperidad? Hay otra ley del universo que dice “las puertas que se nos cierran muchas veces nos protegen de vivencias que no son para nosotros”.
Por tanto, paciencia. Si lo has pedido y es para ti, ten la confianza que el universo te lo dará.
3) El karma y los aprendizajes del alma. Ahora bien: hay peticiones y peticiones, pero es bueno tener en cuenta que nuestro objetivo principal en esta vida es que nuestra alma mejore y evolucione, para lo cual hay una serie de aprendizajes y vivencias que tendremos que experimentar sí o sí.
Por tanto, si mi petición es contraria a alguna experiencia o “karma” que necesito previamente vivir, el deseo no se cumplirá, o bien éste se manifestará -como decía en el anterior punto- una vez haya superado esta prueba y mi alma haya aprendido la lección. Pero mientras exista un aprendizaje previo pendiente, la petición no se hará realidad.
Por ejemplo cuando deseo abundancia y dinero por encima de todo en mi vida para ser feliz. O cuando deseo encontrar al amor que me complemente y me haga feliz. En el primer caso probablemente necesitaré experimentar previamente la carencia para ser capaz de darle al dinero el valor que tiene y comprender que la fuente de felicidad pueden ser muchas otras cosas. Y en el segundo caso estaré una temporada solo hasta que me dé cuenta que yo solo soy un ser completo y no necesito la presencia de ninguna pareja para ser feliz.
Por tanto es importante analizar en cada momento por qué lo que pido no se cumple, pues es posible que haya un karma o enseñanza pendiente de aprender en esa situación de bloqueo. Y hasta que lo entienda y aprenda no se va a desbloquear. El karma tiene prevalencia sobre la “ley de la atracción”.
por encima de las peticiones tienen prioridad sobre la “ley de la atracción”. En cada momento recibes lo que es mejor para ti. Si no aún no recibiste una petición bien hecha, tendrás que reflexionar qué es lo que tienes que aprender o superar de la situación actual.
4) Pido pero no actúo. Lo que pido al universo a veces llega como “por arte de magia”, sin apenas necesidad de mover un dedo. Sin embargo en la mayoría de los casos resulta necesario pedir y actuar en consecuencia. “A Dios rogando y con el mazo dando”. Poniendo también de nuestra parte, la energía creadora se multiplica y se hace mucho más efectiva.
5) La forma en la que recibo mi petición no es cómo me lo esperaba. La mayoría de las veces el Universo responde a nuestras peticiones no exactamente cómo habíamos solicitado, sino de la forma y circunstancias que son las mejores y las más “accesibles” para nosotros dadas nuestras limitaciones.

Una de las experiencias más rápidas e increíbles que personalmente he vivido practicando la ley de la atracción, fue encontrando un trébol de cuatro hojas que pedí al universo como prueba de que todo esto realmente era cierto. Cumplí a rajatabla todos los requisitos para practicar correctamente la ley de la atracción (especialmente el de vibrar alto, pues esto me ocurrió en la época en que practicaba reiki semanalmente y me sentía vibrando muy alto casi todos los días). Y el trébol apareció: pero no de la forma que yo esperaba (entre las hierbas y plantas de algún jardín) pues iba mirando por el suelo de los parques y jardines de Vigo a ver si lo encontraba, sino que me lo entregó dibujado en una manualidad que me había hecho una compañera de trabajo.
6) Contarle a los demás mis peticiones. Paloma Navarrete, una de las mayores personalidades en el mundo esotérico y espiritual en España, dice un sus conferencia que “un buen mago debe hacer, manifestar y callar”. La mente de los que nos rodean puede influir tanto positiva como negativamente a la hora de manifestar nuestros deseos. Si nos rodeamos de gente escéptica que cuestiona o incluso se ríe de todo lo que hacemos, es posible que nuestra fe se vea resentida, nuestra vibración baje y por tanto la culminación de nuestra manifestación . Y viceversa: si nos rodeamos de gente que con su respaldo, fe, energías y pensamientos potencian lo que estamos haciendo, entonces es posible que la manifestación se acelere. Por eso hay gente que decide meditar en grupo, pues juntando energías se consigue mayor poder.