ASÍ SE PLANIFICAN LAS CATÁSTROFES DEL MUNDO
Antes de encarnar en esta vida, miles de almas de todo el mundo acordaron en el otro lado que su momento para abandonar la Tierra y regresar al plano espiritual sería de una forma llamativa y en común: falleciendo en los hospitales de todo el mundo en 2020 como consecuencia de la pandemia provocada por “coronavirus” que sufriría nuestro mundo a principios de ese año.

La idea era buscar un acontecimiento suficientemente extraordinario que llamase la atención de los medios de comunicación y de la sociedad en general para una vez más, y tras el rumbo que estaba siguiendo el mundo, despertar conciencias y recordar valores olvidados por los habitantes de la Tierra.
Esta es una de las teorías que sostienen algunos iniciados en espiritualidad, y que implica además:
1- existe la reencarnación en varias vidas con el objetivo de que nuestra alma siga aprendiendo y perfeccionándose con la experiencia en cada una de ellas;
2- cada vida es una “película” u “obra de teatro”, donde nuestro yo físico representa un papel, y debe tomar decisiones y superar pruebas con el único objetivo de aprender y mejorar, enriquecer a nuestra alma;
3- cada una de nuestras almas elige cuándo nacer y cuándo morir (tanto el momento como la forma) antes de encarnar en la vida presente;
4- las catástrofes y las muertes de seres humanos tienen siempre un cometido y un aprendizaje para el resto de personas que habitan en el plano físico.
Cada cierto tiempo la Tierra necesita un hecho impactante (una catástrofe natural, una crisis, una epidemia…) que nos ponga “patas arriba”, nos saque de nuestra rutina y nos haga recordar a todos quiénes somos realmente y para qué estamos aquí.
A finales de 2019 y principios de 2020 el universo decidió (previo pacto con los implicados) que era el momento de renovar miles de almas a través de una pandemia mundial que fuese capaz de despertar conciencias y hacer reflexionar a todos los habitantes de la Tierra.
Es por ello que 50.000 almas valientes y generosas decidieron ofrecerse como voluntarias para despertar conciencias y recordar al mundo entero valores y enseñanzas que en nuestro día a día empezaban a ser olvidados.
Una epidemia histórica que ha venido a abofetear a los líderes políticos mundiales y a sacudir a toda la población del llamado ”primer mundo”, la cual se veía intocable y aparentemente segura viviendo en su “estado de bienestar”.
Un virus que ha venido a destruir el sistema económico tal y cómo lo conocemos, derrumbando a las bolsas y acorralando a las multinacionales, y planteando un nuevo modelo de economía seguramente más colaborativa y humana.
LAS ENSEÑANZAS DEL “CORONAVIRUS“
1) Humildad e igualdad. El enemigo más pequeño e invisible está resultando el más letal; nadie está a salvo en palacios ni urbanizaciones de lujo; el virus afecta a todas las personas independientemente de su rango o posición social: pobres y ricos, importantes gobernantes, políticos y duques están siendo afectados por la epidemia; trabajadores y empresarios, asiáticos, europeos o americanos, ricos o pobres, todos somos susceptibles de ser contagiados.
2) Todos somos uno: la fuerza de la unión. No hay fronteras, todas las
almas del mundo formamos parte de una realidad común, la cual es mejor cuando todos colaboramos y nos ayudamos. La única salida de esta crisis y para lograr su erradicación es la cooperación de todos los ciudadanos y países del mundo.
3) Valentía, coraje, generosidad y genialidad/creatividad. Los sanitarios
de todo el mundo se han convertido en el ejemplo visible de estos valores,
que dejan entrever la parte divina que tenemos todos los seres humanos. Los investigadores de los laboratorios trabajan en el desarrollo de vacunas
poniendo también su conocimiento y creatividad al servicio de la sociedad.
La sociedad en general es ejemplo de colaboración y gestión del miedo y la
ansiedad, de valentía y capacidad de superación.
4) La generosidad y la colaboración son las únicas vías para superar sí o sí la crisis económica que seguirá a la crisis sanitaria. Por primera vez
en décadas empresas y bancos, proveedores y clientes, tendrán que ser forzosamente generosos y pacientes, y aceptar demoras e incluso quitas en los cobros y pagos de sus facturas. Esta será la única manera de sobrevivir y superar la crisis, colaborando unos con otros y siendo generosos y pacientes.
Unos a otros y en cadena: los proveedores tendrán que esperar a que sus
clientes vuelvan a levantar vuelo y a tener liquidez para poder pagarle las
deudas contraídas, y bancos y administraciones tendrán que esperar a que
estos proveedores cobren para poder exigirle el pago de sus préstamos y
obligaciones. No queda otra.
5) El gran valor de la libertad. Dicen que uno no valora lo que tiene hasta
que lo pierde. Qué mejor ejemplo que la actual situación que nos pone en
evidencia que lo más básico, sencillo y evidente es también lo más valioso.
Una libertad que muchas veces no somos capaces de valorar en nuestro día a día, pero que ahora confinados bien echamos de menos. Qué poco se necesita para ser feliz es otra de las grandes lecciones de esta pandemia.
6) Aprender a distinguir y valorar (una vez más) las cosas verdaderamente importantes de las que no los son. Valorar de nuevo la salud y el bienestar propio y el de tus familiares se pone de nuevo en primer plano. Que la población de riesgo y la mayoría de fallecidos sean principalmente los mayores no es casual: la vida reclama que pongamos el foco de atención y valoremos a los más adultos y dependientes, a la población más frágil, pues muchos de ellos nos van a abandonar tras con paso de esta crisis. Los echaremos de menos cuando ya no estén. Hay que aprovecharlos mientras estén.
7) El valor de las muestras de afecto y las relaciones interpersonales,
cuando confinados en casa no podemos ver, hablar, tocar, abrazar, besar,
dar la mano… a los seres queridos.
8) Reconectar con la familia y sobre todo ¡con uno mismo! La vida nos
confina obligatoriamente a todos y cada uno de nosotros por algún motivo:
reflexionar, meditar, aprender a relajarse, pensar, replantearse nuestra
rutina diaria y cómo queremos realmente vivir (¿hago realmente lo que
quiero con mi vida?); volver a sacar tiempo para atender a la familia, para
recuperar la lectura, para cocinar, sacar viejas aficiones y hobbies que nos
hacen sentir bien y elevan nuestro espíritu y que por falta de tiempo no hemos sido capaces de hacer… ¡Y todo ello sin salir de casa! Estar bien no depende del lugar, depende de uno mismo.
9) Volver a levantarse y a construir lo destruído: la resiliencia. Cuando
todo pase tocará por enésima vez resurgir de nuestras cenizas como el ave
fénix y probablemente comenzar un nuevo camino en la vida: muchos empleados habrán perdido su trabajo y tendrán que reinventarse en nuevos sectores; muchos empresarios habrán cerrado sus empresas y tendrán que poner en marcha nuevos negocios; muchos profesionales descubrirán que ya no quieren seguir ejerciendo el trabajo que venían desempeñando. La vida demostrará una vez más que el ser humano tiene una capacidad infinita de caer y volver a levantarse, de avanzar muchas veces dando un paso al lado y no hacia el frente.
”Tú eres el centro de tu mandala”, el efecto del coronavirus en la
experiencia de vida personal de cada uno.
La vida es un entramado de historias personales donde cada uno de nosotros
somos el protagonista principal, pues todo lo que nos ocurre cada día, las
vivencias que nos toca experimentar, son exactamente las que necesitamos en
cada momento.
La vida nos plantea en cada momento de forma personalizada las vivencias,
retos y pruebas que nuestra alma necesita experimentar para crecer y mejorar.
La crisis del coronavirus tiene unas enseñanzas colectivas (algunas de las
cuales se han expuesto anteriormente), si bien también hay aprendizajes
personales e individualizados para cada uno de nosotros.
Si te has visto afectado por la crisis del coronavirus, significa que hay
algo de esta crisis que necesitas aprender.
Todo lo que nos ocurre a cada uno en la vida lo hace de forma mágica y
Obligarme a quedar en casa para sacar adelante mis nuevos proyectos
Limpieza y reorganización de la empresa